10.3.07

[cinco.ocho]

tras la acumulación de días sin el menor de los acercamientos con el blog, el monto de palabras como deuda empieza a desvanecerse en mi memoria para dejarme el intento de la recapitulación enumerada, nada nuevo: me llamo jotch y mi sábado no ha sido otra cosa que un enorme desperdicio de horas sin ganas. aquí vamos.
del cine y su importante reaparición: solondz como un maestro del realismo en su sentido más irónico y transgresor -los cuentos de hadas aún existen-, aronofsky y la absoluta carencia de emotividad en niveles de pretención casi inusitados. coixet, en silencio y por su parte, se establece como una artista sólida y madura para llenar de empatía los ojos de un jotch que probablemente hubiera eliminado los últimos quince minutos de la cinta.
del cine y su pequeña dosis prometida de domingo...
de los días y el mismo detenimiento, claire fischer y su regreso a mi vida, una nueva noche de viernes favorita, un tobillo profundamente lesionado, la constante acumulación de fragmentos entrañables; las renovadas ganas de que el teléfono suene o mi infinita afición por coleccionar imposibles.

1.3.07

[cinco.siete]

¿podría alguein devolverme la prisa que han perdido mis días? ¿qué no es suficiente con estar absolutamente convencido de que un jotch no es jotch sin prisa y tiempo insuficiente?
mi voluntad también está extraviada entre alguno de los bolsillos de aquellos pantalones que ya ni siquiera habitan mi dormitorio. la tregua con mi cuerpo siempre ha sido una mentira y me gustaría mucho creer que después de repetir noventa y cuatro veces ¿qué sigue? el cielo enviará inmediatamente la respuesta concreta de regreso...
entre mi lista de aversiones en las que la cama desierta y las imágenes del espejo siempre han sido indiscutibles líderes, el vacío empieza a tomar dimensiones inusitadas, y entonces ya son tres y a jotch su vida, en noche de miércoles, lo pone profundamente triste.